01 enero 2007

Sentirte del barrio

Reconozco que soy bastante marujona, en cuanto a las relaciones sociales de mi entorno pero, reconozco también que me gusta…
Nací y me crié en un barrio, de los de toda la vida. Bueno de ésos que creo que ya no quedan...
Donde los niños y niñas jugábamos en la calle, donde no había acoso sino peleas (unas veces las ganábamos unos y otras veces las ganaban otros), donde no existía el sexismo, éramos tod@s callejer@s y jugabas al fútbol si se te apetecía, a las estampas o a lo que fuera… No venía ningún otro niño a decirte que esas son cosas de niños o de niñas.
Como iba diciendo, me crié en una zona donde casi todo el mundo sabía de quién era hija, y quienes eran mis hermanas.
En mayor o menor medida, ibas saludando por la calle a casi todo quisque que te fueras tropezando. Preguntabas si “Fulanito” ya estaba mejor, si “Menganito” ya había vuelto de las vacaciones…
A medida que fui creciendo, y llegó el tan ansiado momento de emanciparme, ya era yo trabajadora en activo, y decidí buscarme una casa que estuviera lejos de ese entorno. ¿La razón? Pues que estaba un poco “harta” de que me trincara alguien un viernes a las diez de la noche, cuando me iba de marcha, para preguntarme cosas referentes al trabajo.
Decidí irme a vivir lejos del entorno del centro escolar en el que trabajo para ahorrarme, también el “adiós seño” a grito pelao desde la otra acera…
Estuve un tiempo viviendo en Arinaga, o mejor dicho, paseando de noche y durmiendo, porque mi horario de trabajo no me permitía tener otro contacto con esa zona.
Con mucha pena, al nacer mi primer hijo, me planteé dejar ese maravilloso rincón de nuestra geografía isleña y volver a la capital. Definitivamente no quería tener un hijo cuya vida se le fuera en la autopista arriba y abajo, diariamente.
Desde hace un tiempo, he vuelto a sentir ese concepto de barrio que tenía de pequeña.
Me encanta, lo reconozco, soy así de simple. Me divierte mucho ir al mercado y que los dependientes de cada puesto te reconozcan, te pregunten por tu salud, que sepan quienes son tus padres, que te despachen no la mercancía que tú eliges, sino la que tienen en mejor estado y oculta detrás del mostrador…
Me parece una sensación grata y placentera, independientemente de que con los vecinos más inmediatos, a lo mejor no tenga una relación muy fluida
He vuelto a sentirme arraigada en una zona, y de verdad que me hace sentir feliz…

Etiquetas:

1 Comments:

At 11:07 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me cambiare de acera pues cuando la vea pasar...
Un saludo y feliz año.

Sergio

 

Publicar un comentario

<< Home