¿Maternidad por encima de todo?
Me he enterado también de que la mencionada señora, mintió deliberadamente en lo que respecta a su edad, en la clínica donde fue inseminada, para garantizar que de todas formas, “conseguiría su sueño”.
No pretendo juzgar (porque no lo he hecho ni con mi persona), el tan manido debate de si tenemos hijos por satisfacer un sentido egoísta, de si estamos mejor o peor realizados cuanto más embarazos y partos pasemos…
Tampoco pienso cuestionar si la ciencia debe o no, hacer “experimentos” de este calibre, porque digo yo que a la señora en cuestión, aparte de la inseminación, debió llevar un complejo tratamiento hormonal durante el embarazo.
Tampoco quiero (ni debo) entrar a juzgar si todo esto podría ser peligroso para la salud de la madre, o la de los hijos. Cada cual asume los riesgos que quiere, puede y se le apetece tomar en esta vida.
La ética del hecho, me importa poco, sinceramente. Pero, creo que sí que hay algo que me llama la atención, que me hace parar, reflexionar, y dudar de este tipo de hechos.
Quizás la Naturaleza (esa que llamamos tan a la ligera “sabia”), haya estipulado que las mujeres podamos ser fértiles hasta una edad determinada por alguna razón (líbreme Dios de caer en teorías judeo cristianas…).
Simplemente me planteo, ¿es justo que estos niños crezcan al lado de una persona que es demasiado mayor incluso para ser su abuela? ¿Esta mujer que ha sido capaz de embarazarse y parirlos (con mucha dignidad por cierto), será capaz de seguirles el ritmo de crecimiento?
¿Es justo que estos niños corran mayor riesgo que otros en quedarse huérfanos en poco tiempo? ¿Es justo que la sociedad tenga que asumir las posibles consecuencias que de este parto tan tardío se deriven?
Si recapacito fríamente sobre todo lo escrito, reconozco que esta serie de “riesgos” también los corren mis hijos, y por tanto la sociedad, y yo no llego a los cuarenta.
De todas formas, lo que sí que no me gusta nada, pero nada de nada (y ya sé que les resulto a veces pesada con este tema), es que la señora vaya ahora de tele en tele (y tiro porque me toca), de revista del corazón, en revista el idem, vendiendo a sus hijitos y su historia (que no digo yo que no sea original) y sacándose unas “perrillas extras”.
Como dice una amiga mía, “el tiempo pone a cada uno en su sitio” y creo que este caso es uno evidente de ello.